domingo, 28 de noviembre de 2010
domingo, 14 de noviembre de 2010
Mochila Digital ( entregable 3)
Explicar y justificar como ha quedado vuestra “motxila”
1º Programa “Openoffice” descargado del enlace “ http://tinyurl.com/motxila/openoffice donde tenemos acceso a varios programas como presentaciones Power point, hojas de cálculo…
2º A continuación y como entretenimiento me he descargado dos juegos los cuales son el buscaminas y el sudoku.
3º Respecto para poder ver imagines y modificarlas he descargado tres programas distintos para tener más posibilidad de ver imágenes, ya que alguna imagen puede que no la vea con un programa, por lo tanto en primer lugar y para editar imágenes esta “GIMP portable”, en segundo lugar para ver, organizar y convertir fotos “XnView Portable” y por ultimo para ver imágenes animadas y en 3D “Blender Portable”.
4º Acceso a internet, como me gusta estar en contacto con mi gente e instalado la aplicación de MSN ya que lo uso constantemente, de igual manera que uso el “Skype” para hacer llamadas o mandar mensajes instantáneos.
Para buscar información de forma segura “Mozilla Firefox, Portable Edition”.
5º La música es una de mis aficiones, al igual que las películas y las series por lo tanto para reproducir mi música “Audacity Portable” y para mis películas y series “VLC Media Player Portable” .
6º Como mi manejo con internet no es precisamente bueno, he instalado un antivirus para que me alerte de alguna “amenaza” para mi equipo “ ClamWin Portable”
7º Por ultimo para comprimir archivos, como trabajos o fotos que tenga que compartir con el resto del grupo “7-Zip Portable” .
Entregable 2
Resumen “portafolios electrónicos y educación superior en España: situación y tendencias”
0. Presentación:
Este monográfico responde a un doble objetivo: por un lado, se pretende mostrar el estado de la cuestión de este tópico mientras se ofrece material relevante y actualizado sobre la concepción y aplicación de portafolios electrónicos. Por otro lado, dar visibilidad a una comunidad estable de docentes e investigadores que comparte inquietudes sobre la evolución de los e-portafolios en el marco educativo y que en estos momentos aglutina un porcentaje muy elevado de las prácticas que se realizan en este país.
1. E-PORTAFOLIOS EN EL CONTEXTO UNIVERSITARIO
1.1eco del e-portafolio en el ámbito universitario actual:
En este marco de convergencia europea se prioriza,
por un lado, el establecimiento de un sistema de enseñanza que favorezca la formación integral de los estudiantes con el fin de conseguir la óptima superación de las necesidades de la exigente realidad social y laboral que demanda nuevos perfiles competenciales y conocimientos permanentemente actualizados a lo largo del ciclo vital (Barrett y Wilkernson, 2004). Por otro lado, también se considera la reformulación de las metodologías aplicadas en las aulas centrando su énfasis en el proceso de aprendizaje y dotando de un mayor protagonismo a los estudiantes.
1.2 Tipología de uso del e-portafolio en la universidad.
Específicamente, el e-portafolio universitario es una herramienta que contiene los logros más relevantes de un estudiante en este periodo vital; como periodo formativo decisivo y relacionado con la profesión se prevé que este periodo ocupe una parte importante de un portafolio más extenso. A su vez no todos los portafolios electrónicos tienen un uso similar en el ámbito de la educación superior. Si bien se idearon para mostrar los logros finales y más tarde se adaptaron para acompañar el proceso de enseñanza y aprendizaje entendido como un camino progresivo de mejora cognitiva, es el uso evaluativo el que prima en nuestros días en las universidades europeas. La dificultad de captar algo tan complejo para las instituciones universitarias como las competencias, el inapelable proceso de acreditación para la homologación de estudios y la movilidad de personas hacen del e-portafolio un instrumento de uso mayoritariamente evaluativo en estos contextos universitarios.
2. E-POTAFOLIOS en la enseñanza universitaria:
Flexibilidad de una herramienta que puede ser utilizada en diferentes contextos y también con propósitos dispares.
Podemos decir, que se trata de una colección de documentos que pueden ser mostrados como evidencias del proceso de aprendizaje y los logros de un sujeto. En ese contexto tiene la doble función de:
- Recoger y reflejar las experiencias de aprendizaje y logros más significativas de una persona (estudiante, profesional, trabajador...) de forma continuada.
- Informar de forma clara sobre el nivel de competencia y de otras experiencias importantes a lo largo de su aprendizaje o de su carrera. Las decisiones que se tomen en relación a cada uno de estos elementos, están mostrando las perspectivas teóricas que como docente estamos sustentando.
Perspectivas que responden a cómo percibimos que los sujetos aprenden y también a la concepción sobre el conocimiento disciplinar y a su construcción. La enseñanza se transforma así en un referente complejo en donde se ponen en juego experiencias pasadas, teorías sustentadas, conocimiento práctico, una organización del espacio y del tiempo institucional,… en suma, un conjunto de elementos que nos ayudan a establecer ese puente entre el conocimiento que valoramos y el alumnado.
Se trata de una herramienta que, sobre todo si es utilizada como instrumento de evaluación, ayuda a repensar la totalidad o parte de la propuesta y a resignificarla en función de la nueva situación. Además, una herramienta de la potencia de ésta, nos marca un camino para su apropiación.
La mayoría de los investigadores en el campo coinciden a grandes rasgos en que el sistema de e-portafolio en contextos de enseñanza se caracteriza por:
1. el control del mismo pasa al sujeto de aprendizaje, de allí que se predisponga a una personalización del proceso. Y,
2. la posibilidad de compartir las experiencias de aprendizaje con otros y en diferentes contextos (académico, laboral, o comunitario)
Esta perspectiva incluye tres elementos: reflexión, comunicación y colaboración que reflejan que la herramienta tiene como marco de sugerencia una perspectiva cognitiva-constructiva del aprendizaje que se desarrolla sobre bases sociales, contextuales y con experiencias que expresan la actividad del sujeto. Esto supone desafíos para profesores y alumnos, ya que demanda el replanteamiento de roles hacia una perspectiva de colaboración en el proceso de aprendizaje con una responsabilidad también compartida.
2.1. El conocimiento práctico en la universidad
Apuntamos a un conocimiento práctico (y no tanto aplicado) como el conjunto de los conocimientos que hacen alusión a estructuras complejas de procesos que las personas ponen en acción-creación para resolver problemas o realizar actividades diversas de la vida cotidiana y del ámbito profesional orientadas a la transformación y construcción de la realidad (Barberà, 2008).
Dos nuevas dimensiones de naturaleza muy distinta que en el ámbito universitario transnacional se auguran especialmente relevantes para el desarrollo de una docencia de calidad.
Mientras que la primera hace referencia a un aprendizaje centrado no únicamente en la acumulación de conocimientos declarativos, sino el desarrollo de las posibilidades que posee cualquier persona en el momento de aplicar de un modo flexible fórmulas de saber y de saber hacer debidamente contextualizadas (Poblete y García, 2007), la segunda dejaría de manifiesto y reconocería de una manera sistematizada la experiencia con la que ingresan los estudiantes en la universidad y que, de hecho, siguen adquiriendo mientras desarrollan los estudios universitarios.
2.2 Perspectivas de enseñanza y e-portafolios.
El portafolios se transforma en un recurso que posibilita que el alumnado muestre y transforme en evidencias aquello que ha aprendido; por lo tanto, la propuesta de enseñanza tiene que ofrecer alternativas a la búsqueda autónoma de significados construidos por el sujeto, a la propia estructuración conceptual de los contenidos y al enriquecimiento con la integración de experiencias que devienen de diversos contextos. De esta forma, cada portafolios es único y muestra al sujeto que lo asume tal como es. Este margen de libertad, de expresión y auto-expresión puede ser idiosincrásico de los enfoques de portafolios que estamos presentando, también para que sean reflejo de una evaluación auténtica.
3. Línea de futuro:
Tres grandes ámbitos que marcarán lo que va a ocurrir en los próximos años, tanto en el contexto universitario como en el más general de la sociedad: A) el desarrollo tecnológico de los portafolios, tal y como son ahora pensados; B) los cambios educativos e institucionales y, C) los cambios sociales en el uso de Internet y de las tecnologías de la información. Los revisaremos únicamente en algún aspecto que nos parece especialmente destacado.
Definición propia de portafolio electrónico:
Elemento utilizado por los alumnos donde podrán guardar los trabajos realizados para poder compararlos y mirarlos a lo largo del semestre además de tener sus apuntes más a mano lo que facilitaría al alumno en caso de que tenga que hacer uso de ellos.
sábado, 13 de noviembre de 2010
Video de clase
Aqui os pongo una pequeña muestra de un video que se grabo hace dos años, es con la clase que tuve y ganamos el festival de nuestro colegio.
Entregables 7
Explicacion entregable 7
El entregable 7 consta de dos partes.
- En primer lugar un podcast, grabado en audiopal en donde he grabado un mensaje de bienvenida y he explicado superficialmente que se peude ver en mi blog.
- En segundo lugar, he creado un segundo video de mi blog con " Screer Toaster" y lo he subido a Youtube y a http//upnatv.unavarra.es
martes, 9 de noviembre de 2010
lunes, 1 de noviembre de 2010
FORMATOS DE ARCHIVOS
FORMATOS Y EXTENSIONES DE ARCHIVOS
a) Archivos de texto:
.DOC- extensión de Microsoft Word. Es el mas utilizado por su comodidad, fácil manejo y su universalidad.
.TXT- texto sin formato, no admite gráficos ni imágenes, se puede transportar posteriormente a cualquier formato. Lo podemos utilizar en el bloc de notas.
.RTF- Es un tipo de texto con formato, se suele denominar enriquecido y puede verse con Word pero con la diferencia de. Doc es, que no acepta macros... PDF- Relacionados con los archivos Adobe Acrobat. Estos archivos son los más extendidos para la difusión de documentos a través de internet ya que permiten visualizar contenidos del trabajo guardado bajo este formato exactamente igual en cualquier PC e imprimirse con las mismas características. Para poder editar o crear estos archivos debemos disponer de Adobe Acrobat necesario para leer o imprimir estos documentos. Al igual que. DOC, es un formato de texto sumamente utilizado por su comodidad.
b) Presentaciones:
.PPT: extensión de Microsoft Power Point, es el formato más usado tanto por profesores como alumnos para exponer temas en clase, estas presentaciones hacen las clases más amenas y ayudan al profesor a seguir un orden y al alumno a mantener la atención.
c) Documentos gráficos:
.JPG: Estos archivos contienen fotografías e imágenes que pueden ser visualizadas con cualquier navegador de Internet o también con aplicaciones específicas de edición y visualización.
.GIF: Estos archivos contienen fotografías o gráficos. Pueden visualizarse con cualquier navegador de Internet, pero es mucho más conveniente tratar este tipo de imágenes con programas especiales de fotografía, tanto para visualizarlas como para retocarlas. Link para descargarse algún programa.
d) Audio:
.WAV: Los archivos WAV pueden contener cualquier tipo de información audible y dispone de un rango de calidades muy amplio, aunque suele ocupar mucho espacio en disco. Para poder oír estos archivos necesitamos una aplicación que permita su reproducción. Por lo general todos los sistemas operativos contienen alguna aplicación que posibilita hacerlo. Windows cuenta de serie con un programa llamado Windows Media Player; simplemente haciendo doble click sobre el archivo podremos oirlo.
.MP3: Formato para compresión de audio basado en técnicas de compresión como lossy compress que consiste en eliminar los sonidos que no capta el oído humano y así se reduce el tamaño del audio, comprimir canciones para poder meterlas en aparatos de reproducción , aunque la calidad no sea alta.
e) Video:
.AVI: En el pueden visualizarse películas o tomas de vídeo. Existen numerosos programas que pueden abrir este formato de archivo y prácticamente todos los sistemas operativos cuentan con un reproductor de archivos de vídeo que nos permitirán disfrutar su contenido. En Windows podemos usar "Windows Media Player”.
f) Comprensión:
. ZIP: Popular formato de archivos comprimidos. Para poder visualizar su contenido y extraer los archivos que contiene podemos usar el conocido programa WinZIP.
martes, 26 de octubre de 2010
martes, 5 de octubre de 2010
Pues sí, joven colega. Chico o chica. Pensaba en ti mientras tecleaba el artículo de la semana pasada. Recordé tus cartas escritas con amistad y respeto, el manuscrito inédito -quizá demasiado torpe o ingenuo, prematuro en todo caso- que me enviaste alguna vez. Recordé tu solicitud de consejo sobre cómo abordar la escritura. Cómo plantearte una novela seria. Tu justificada ambición de conseguir, algún día, que ese mundo complejo que tienes en la cabeza, hecho de libros leídos, de mirada inteligente, de imaginación y ensueños, se convierta en letra impresa y se multiplique en las vidas de otros, los lectores. Tus lectores.
Vaya por delante que no hay palabras mágicas. No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro -Oriana Fallacci me dijo en una ocasión que escribir mata más que las bombas-, sin que tampoco eso garantice nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna. Los que publican en el momento adecuado, y los que no. También ésas son las reglas. Si no las asumes, no te metas. Recuerda algo: las prisas destruyeron a muchos escritores brillantes. Una novela prematura, incluso un éxito prematuro, pueden aniquilarte para siempre. Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí. Sólo harás algo notable si eres un genio precoz, mas no corras el riesgo. Seguramente no es tu caso.
No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes. Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes. En cualquier caso, no te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Ésas también son las reglas. Decía Robert Louis Stevenson que hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello.
Otra cosa. No pidas consejos. Unos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas. Con lápiz para tomar notas, estudiando trucos narrativos -los hay nobles e innobles-, personajes, ambientes, descripciones, estructura, lenguaje. Ve a ello, aunque seas el más arrogante, con rigurosa humildad profesional. Interroga las novelas de los grandes maestros, los clásicos que lo hicieron como nunca podrás hacerlo tú, y saquea en ellos cuanto necesites, sin complejos ni remordimientos. Desde Homero hasta hoy, todos lo hicieron unos con otros. Y los buenos libros están ahí para eso, a disposición del audaz: son legítimo botín de guerra.
Decía Harold Acton que el verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto. Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando.
Vaya por delante que no hay palabras mágicas. No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro -Oriana Fallacci me dijo en una ocasión que escribir mata más que las bombas-, sin que tampoco eso garantice nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna. Los que publican en el momento adecuado, y los que no. También ésas son las reglas. Si no las asumes, no te metas. Recuerda algo: las prisas destruyeron a muchos escritores brillantes. Una novela prematura, incluso un éxito prematuro, pueden aniquilarte para siempre. Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí. Sólo harás algo notable si eres un genio precoz, mas no corras el riesgo. Seguramente no es tu caso.
No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes. Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes. En cualquier caso, no te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Ésas también son las reglas. Decía Robert Louis Stevenson que hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello.
Otra cosa. No pidas consejos. Unos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas. Con lápiz para tomar notas, estudiando trucos narrativos -los hay nobles e innobles-, personajes, ambientes, descripciones, estructura, lenguaje. Ve a ello, aunque seas el más arrogante, con rigurosa humildad profesional. Interroga las novelas de los grandes maestros, los clásicos que lo hicieron como nunca podrás hacerlo tú, y saquea en ellos cuanto necesites, sin complejos ni remordimientos. Desde Homero hasta hoy, todos lo hicieron unos con otros. Y los buenos libros están ahí para eso, a disposición del audaz: son legítimo botín de guerra.
Decía Harold Acton que el verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto. Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando.
Arturo Perez Reverte- " Esos chicos"
Arturo Perez Reverte " Esos chicos"
Conozco, desde hace tiempo, a una señora que tiene a los niños criados y al marido ocupado en sus cosas, y la suerte, ella, de no tener que trabajar para ganarse la vida. Es una de esas mujeres afortunadas con posición económica cómoda, dentro de lo que cabe, que dispone de tiempo suficiente para dedicarlo a sí misma. Como todavía está de buen ver -fue muy guapa y todavía lo es-, no necesita dedicar horas a mantenerse en forma, pues tiene una forma estupenda. De maruja calza lo mínimo: no es de mucha tele -excepto los debates políticos, que se los zampa-, sino del tipo lectora. Devora libro tras libro; sobre todo, novelistas rusos y centroeuropeos, en ficción, e historia, ensayo y memorias sobre la primera mitad del XX. De bolcheviques, revoluciones y ocaso de la monarquía austrohúngara, entre otras cosas, sabe más que nadie. Disfruta con todo eso, sin otro objeto que el conocimiento en sí mismo. Saber y pensar. Ni se le ocurre escribir novelas, ni nada. Sólo tiene una profunda curiosidad por la vieja y zurcida Europa. Por comprender, a la luz de la memoria escrita y la cultura, el mundo que fue y el que es. El pasado que explica el presente y los seres que lo pueblan.
Tiene tiempo libre, como digo. Y hace un par de años, en vez de meterse en un gimnasio o estirarse la piel, decidió hacer una segunda carrera universitaria. Volver a las aulas, estudiar de nuevo, asistir a clases que abrieran nuevas puertas a sus ganas de saber, a su mirada curiosa y lúcida. Empezó temiendo ser la abuelita Paz de su clase, pero se integró bien. Intercambia apuntes, hace trabajos en común. El año pasado, estudiando como una leona, aprobó el primer curso de una carrera de humanidades. Está encantada. Feliz. Sobre todo, como ella dice, porque es maravilloso aprender sin otra ambición que el conocimiento. Y también porque, afirma, su respeto por los jóvenes es mayor desde que los trata cada día. Estamos equivocados con ellos, sostiene. La mayor parte de mis compañeros de clase son chicos cultos, de una tenacidad admirable. Con ganas de aprender. Con vocación, inteligencia y coraje. Nunca he vuelto a hablar despectivamente de un joven universitario desde que estoy de nuevo allí. Deberías decirlo en uno de tus artículos, Reverte. Es de justicia.
Porque sólo es otro mundo, afirma mi amiga. El que viene. Chicos orientados hacia una manera diferente de ver la vida, nacidos en un territorio hostil, más desesperanzado que el de sus padres y abuelos. Con un futuro incierto, peligroso. Pero eso no mata su entusiasmo. Es cierto que muchos llevan impresa la mirada del soldado perdido: de quien sabe que el combate tiene pocas posibilidades de victoria. Sin embargo, es admirable verlos levantar la mano en clase para plantear preguntas o iniciar una discusión; la energía valerosa con que defienden lo que creen saber y se adentran en lo que les interesa. Su tenacidad, su sensatez. Una chica con piercings y la tripa al aire, un pasota desastrado, pueden hacer de pronto una observación o formular una pregunta que te hacen mirarlos, asombrada. Fascina observar cómo se afirman intelectualmente, adentrándose en su vocación. En sus sueños. Y no creas que van engañados: saben lo que les espera. Perfectamente. Su generación creció con la certeza del paro irremediable, del triste paisaje que les dejamos como herencia. Y sin embargo, es conmovedor verlos perseverar, tenaces, en lo que les pide el cuerpo. Persiguiendo lo que aman. Estudian hermosas carreras, en apariencia inútiles, porque la utilidad que persiguen es otra. Va más allá del simple ganarse la vida.
Hay pedorros, claro. Muchos. Descerebrados e imbéciles. Simple carne de botellón: borregos listos para el matadero. Pero ésos siempre los hubo -haz memoria, Reverte-. En cuanto a mis actuales compañeros de clase, te sorprendería ver los libros que llevan, mezclados con los de Stieg Larsson y Ken Follet: clásicos griegos y latinos, o literatura de altísima calidad. Los hemos visto crecer pensando que son una generación irresponsable, analfabeta funcional, que poco sabe y menos quiere saber. Sin darnos cuenta de que las necesidades y el modo de aprender han cambiado, pero las ganas siguen. Si piensas en lo que a nuestra generación le enseñaron y lo que aprendió por su cuenta, comprenderás que es lo mismo. Estos chicos hacen idéntico esfuerzo al que hicimos nosotros; más admirable en su caso, pues ahora las interferencias son mayores. Los juzgamos con dureza al verlos todo el día con el ordenador y la tele, sin darnos cuenta de que ése es otro modo de formarse, que nosotros no tuvimos. Una herramienta útil, adecuada al tiempo que viven y a lo que les espera, que ellos manejan como nadie. Que los lleva más allá de donde a nosotros nos llevaban nuestros simples libros. Así que no te equivoques con ellos, amigo. Y deja de gruñir. Durante algún tiempo seguirá habiendo justos en Sodoma.
Tiene tiempo libre, como digo. Y hace un par de años, en vez de meterse en un gimnasio o estirarse la piel, decidió hacer una segunda carrera universitaria. Volver a las aulas, estudiar de nuevo, asistir a clases que abrieran nuevas puertas a sus ganas de saber, a su mirada curiosa y lúcida. Empezó temiendo ser la abuelita Paz de su clase, pero se integró bien. Intercambia apuntes, hace trabajos en común. El año pasado, estudiando como una leona, aprobó el primer curso de una carrera de humanidades. Está encantada. Feliz. Sobre todo, como ella dice, porque es maravilloso aprender sin otra ambición que el conocimiento. Y también porque, afirma, su respeto por los jóvenes es mayor desde que los trata cada día. Estamos equivocados con ellos, sostiene. La mayor parte de mis compañeros de clase son chicos cultos, de una tenacidad admirable. Con ganas de aprender. Con vocación, inteligencia y coraje. Nunca he vuelto a hablar despectivamente de un joven universitario desde que estoy de nuevo allí. Deberías decirlo en uno de tus artículos, Reverte. Es de justicia.
Porque sólo es otro mundo, afirma mi amiga. El que viene. Chicos orientados hacia una manera diferente de ver la vida, nacidos en un territorio hostil, más desesperanzado que el de sus padres y abuelos. Con un futuro incierto, peligroso. Pero eso no mata su entusiasmo. Es cierto que muchos llevan impresa la mirada del soldado perdido: de quien sabe que el combate tiene pocas posibilidades de victoria. Sin embargo, es admirable verlos levantar la mano en clase para plantear preguntas o iniciar una discusión; la energía valerosa con que defienden lo que creen saber y se adentran en lo que les interesa. Su tenacidad, su sensatez. Una chica con piercings y la tripa al aire, un pasota desastrado, pueden hacer de pronto una observación o formular una pregunta que te hacen mirarlos, asombrada. Fascina observar cómo se afirman intelectualmente, adentrándose en su vocación. En sus sueños. Y no creas que van engañados: saben lo que les espera. Perfectamente. Su generación creció con la certeza del paro irremediable, del triste paisaje que les dejamos como herencia. Y sin embargo, es conmovedor verlos perseverar, tenaces, en lo que les pide el cuerpo. Persiguiendo lo que aman. Estudian hermosas carreras, en apariencia inútiles, porque la utilidad que persiguen es otra. Va más allá del simple ganarse la vida.
Hay pedorros, claro. Muchos. Descerebrados e imbéciles. Simple carne de botellón: borregos listos para el matadero. Pero ésos siempre los hubo -haz memoria, Reverte-. En cuanto a mis actuales compañeros de clase, te sorprendería ver los libros que llevan, mezclados con los de Stieg Larsson y Ken Follet: clásicos griegos y latinos, o literatura de altísima calidad. Los hemos visto crecer pensando que son una generación irresponsable, analfabeta funcional, que poco sabe y menos quiere saber. Sin darnos cuenta de que las necesidades y el modo de aprender han cambiado, pero las ganas siguen. Si piensas en lo que a nuestra generación le enseñaron y lo que aprendió por su cuenta, comprenderás que es lo mismo. Estos chicos hacen idéntico esfuerzo al que hicimos nosotros; más admirable en su caso, pues ahora las interferencias son mayores. Los juzgamos con dureza al verlos todo el día con el ordenador y la tele, sin darnos cuenta de que ése es otro modo de formarse, que nosotros no tuvimos. Una herramienta útil, adecuada al tiempo que viven y a lo que les espera, que ellos manejan como nadie. Que los lleva más allá de donde a nosotros nos llevaban nuestros simples libros. Así que no te equivoques con ellos, amigo. Y deja de gruñir. Durante algún tiempo seguirá habiendo justos en Sodoma.
lunes, 27 de septiembre de 2010
La fobia social depende de una hormona
(http://www.quo.es/ciencia/noticias/la_fobia_social_depende_de_una_hormona)
¡Quién iba a pensar que a la desinhibida Madonna se le viene el mundo encima cuando tiene que salir a actuar¡ Pues sí, sufre pánico escénico, una modalidad de fobia social. La cantante se sobrepone al terror, pero la mayoría de las personas que la sufren pasan tanto miedo que evitan las situaciones que se la provocan. Hasta ahora, porque en el Instituto Karolinska de Suecia han descubierto que el miedo incontrolado a exponerse a los demás depende de la oxitocina, una hormona que inhibe los sentimientos de ansiedad que sufren los fóbicos.Esta sustancia es una neuropétido que segrega el organismo en situaciones como el parto o la lactancia, y es la responsable, por ejemplo, de que las madres mantentan mejor la calma que los padres cuando el recién nacido llora desconsolado por las noches. Pero, además, según han comprobado los investigadores, también actúa sobre la amígdala, el área cerebral encargada de identificar las amenazas emocionales inmediatas. Se piensa que administrando oxitocina a personas con fobia social éstas podrían dejar de percibir como "situaciones de riesgo" el hecho de hablar en público o conocer a gente nueva.
19 finales que nunca verás
Acorralado (1982)
Fue la primera aventura de Rambo, y en el final previsto (y rodado, aunque nunca exhibido), el héroe encarnado por Sylvester Stallone moría de un disparo accidental de su amigo el coronel Trauman (Richard Crenna).
Alien (1979)
En el guión original de este filme de Ridley Scott, el monstruo atrapaba a la teniente Ripley, pero en el último instante, en vez de matarla, la dejaba marchar. Era un intento de humanizar ligeramente al monstruo, demostrando que permitía vivir a la chica por haber sido una buena adversaria.
Anna Karénina (1877)
León Tolstoi publicó por primera vez su célebre novela por entregas en 1875, en una revista llamada Ruskii Vestnij (El mensajero ruso). Curiosamente, en esta primera versión Anna no moría, y su amante, el conde Bronski, regresaba nuevamente a su lado. Fue una imposición del editor, Mijaíl Kátkov, quien argumentaba que su publicación iba dirigida a señoras de clase media que no toleraban los sucesos trágicos y dolorosos. Karénina no se suicidó tirándose al tren, por tanto, hasta que la historia fue publicada, ya en forma de libro, en 1 877
Atracción fatal (1987)
El famoso filme sobre un hombre casado que tiene una relación adúltera con una mujer que se obsesiona enfermizamente con él tenía previsto acabar de un modo más fatalista. El personaje de Glenn Close, al comprender que su amante (Michael Douglas) se ha reconciliado con su mujer y sus hijos y que ya nunca volverá a verle, se metía en una bañera de agua caliente y se degollaba a sí misma. Pero los productores pensaron que esta conclusión la convertía a ella en una víctima y a él en un canalla, y obligaron a rodar un nuevo desenlace en el que ella, transformada en psicópata, trata de asesinar a Douglas y su familia
Casa de muñecas (1879)
Todo el que conozca esta obra de Ibsen sabe que termina con la protagonista, Nora, abandonando a su esposo e hijos. Pero el autor tuvo que modificar la conclusión para poder estrenarla. La actriz que debía protagonizarla, Elma Varing (una estrella de la época) se negó a interpretar el papel aduciendo que una mujer decente podría abandonar a su esposo, pero nunca a sus hijos. Ibsen cedió a las presiones y, durante muchos años, las representaciones de la obra acababan con Nora llevándose a los niños con ella. Fue en la década de 1930 cuando se recuperó por fin la idea original del autor
Casablanca (1942)
Cuando empezó a rodarse esta famosa película de Michael Curtiz, el guión no tenía aún un final previsto. Las posibilidades barajadas fueron muchas: que los personajes de Bogart y Bergman acabaran juntos; que ella muriera y, por tanto, nadie se quedara con la chica… A última hora, se optó por el mítico desenlace que todos conocemos, en el que Bogart se sacrifica y deja que la mujer de su vida se vaya con el líder de la resistencia antinazi, Victor Laszlo
Drácula (1897)
El novelista irlandés Bram Stoker había previsto un clímax mucho más desatado del que terminó publicándose. En su mente estaba la idea de que la heroína, Mina Harker, dejaba a su prometido, Jonathan, y se entregaba voluntariamente al monstruo para que la convirtiera en vampira y pasar junto a él la eternidad. Pero su editor le hizo desistir de la idea, haciéndole ver que tal desenlace habría sido "dinamita" en la puritana sociedad victoriana.
El libro de la selva (1894)
En la primera versión que redactó Rudyard Kipling, Mowgli era asesinado por el tigre Shere Khan. La moraleja que quería mostrar el autor es que el poder de la jungla siempre acaba devorando al hombre. Pero la editorial le presionó para cambiarlo por otro menos sombrío, en el que el protagonista logra acabar con el sanguinario felino haciendo que lo aplaste una manada de bueyes
El resplandor (1980)
En el guión, el personaje de Jack Nicholson se perdía en el laberinto (mientras su hijo y su esposa escapaban del lugar), pero no se le veía morir. Existía a continuación una escena adicional en la que la madre estaba ingresada en un hospital, recuperándose de la crisis nerviosa provocada por los terroríficos acontecimientos vividos, mientras el niño jugaba tranquilamente en el pasillo. Entonces, una pelota amarilla (como la que le lanzaban los espíritus en el hotel en una secuencia anterior) se acercaba rodando hacia él. Esta conclusión pretendía ser ambigua: dar a entender que Nicholson había sobrevivido y acechaba a su familia en el hospital, o que había muerto pero seguía acosando a sus seres queridos desde el más allá. De cualquier forma, la amenaza persistía
El rey Lear (1605)
Puede parecer completamente demencial, pero en el año 1780, el prestigioso y poderoso editor británico Samuel Johnston, quien detestaba la trágica manera en la que concluía esta obra de Shakespeare (prácticamente todos los personajes del reparto perecen), encargó a otro autor, Nahum Taye, que reescribiera la pieza original. Le pidió que suprimiera los pasajes más cruentos y añadiera un nuevo desenlace en el que Cordelia y Lear acaban juntos y ella, la hija buena del monarca, se casa eventualmente con el duque de Gloucester. Paradójicamente, esta versión adulterada –y edulcorada– conoció un gran éxito, y la pieza con el final original –el pensado por Shakespeare– no volvió a representarse hasta mediados del siglo XIX
El tercer hombre (1949)
En el libreto de Graham Greene, el personaje de Joseph Cotten, al descubrir que su gran amigo se ha convertido en peligroso traficante, le delata a la policía y al final se queda con su novia. Más que un final feliz, al director Carol Reed le pareció que aquello era un desenlace demasiado cínico y obligó al escritor a escribir otro en el que el protagonista perdía a la chica, que le abandonaba al descubrir su delación. A Graham Greene debió de quedarle algo de resquemor, porque años después, en otra de sus novelas, "El americano impasible", hizo que el delator sí se quedara con la chica del amigo traicionado
La isla del tesoro (1883)
En el primer manuscrito de Robert L. Stevenson, los expedicionarios descubrían al concluir el relato que no existía ningún tesoro enterrado en la isla. Una conclusión demasiado sarcástica para la época, al mostrar cómo tantas muertes y sacrificios no habían servido para nada.
La naranja mecánica (1971)
El guión de esta versión de la novela de Anthony Burgess sobre la violencia urbana acababa con su sádico protagonista, Alex, supuestamente reinsertado: casado, con hijos y llevando una vida familiar aparentemente feliz. Pero el plano final nos mostraba cómo, ocasionalmente, salía de su casa con una excusa peregrina para perpetrar un acto de ultraviolencia. Se cambió por otro menos explícito pero más sugerente. Alex, aparentemente curado, sonríe malévolamente al quedarse a solas.
La reina de África (1951)
En el guión original de James Agee, los personajes de Humphrey Bogart y Katharine Hepburn morían ahogados mientras hundían el acorazado alemán. Fue el escritor Peter Viertel quien convenció a John Huston para que los encantadores héroes sobrevivieran. "El público no aceptará que tras sobrevivir a las cataratas, los cocodrilos y las fiebres, dos personajes con tanto coraje mueran
Moby Dick (1851)
La idea inicial de Herman Melville era hacer que el capitán Ahab y su tripulación cazaran a la gran ballena blanca. Pero una vez cumplida la obsesión que se había convertido en su única razón de vivir, el marino ponía fin a su existencia subiendo a un bote durante la noche y perdiéndose en la inmensidad del mar. Quien haya leído la novela sabe que, finalmente, el cetáceo sobrevive tras hundir el barco y cargarse a casi toda la tripulación (solo sobrevive un personaje: Ismael).
Pinocho (1882)
Quien haya leído esta novela de Carlo Collodi se habrá sorprendido al descubrir que la primera mitad es de una crudeza y un realismo casi atroz, en la que el célebre personaje se comporta como un pícaro sin escrúpulos, mientras que en la segunda parte se trasforma en un ser más idealista y bondadoso. ¿La razón? El autor tenía previsto finalizar su novela en el capítulo 15, con Pinocho siendo ahorcado por el Zorro y el Gato como castigo a sus ambiciones. Llegó incluso a escribir el cruel desenlace: "No tuvo fuerzas para decir nada más. Cerró los ojos, abrió la boca, estiró las piernas y, dando una gran sacudida, se quedó tieso". Horrorizado, su editor le obligó a suprimir ese pasaje y a escribir otros veinte capítulos de carácter más infantil.
Pretty woman (1990)
Aunque resulte difícil de creer, en el guión original, el personaje de Richard Gere estaba casado, y al terminar la historia acababa separándose con gran pesar de su corazón de la prostituta interpretada por Julia Roberts y regresando con su esposa. Pero tras el primer "test screening" (pase de prueba que se realiza con espectadores elegidos al azar), la reacción del público fue tan negativa que se rodaron nuevas escenas para convertir al personaje de Gere en soltero y hacer que en el último instante se quedara con la chica.
Sospecha (1941)
En esta película rodada por Alfred Hitchcock, Joan Fontaine cree que su marido, Cary Grant, piensa asesinarla para heredar su fortuna, aunque se acaba descubriendo que todo son ideas paranoicas sin base real alguna. Pero en el guión original, la historia terminaba de una forma mucho más negra y fatalmente irónica. Ella, enferma, escribe una carta a su padre contándole sus sospechas de que su esposo está tratando de envenenarla. Poco después, él efectivamente la asesina con un vaso de leche emponzoñada. Al día siguiente, el criminal camina silbando por la calle y se dirige a un buzón dispuesto a echar el correo, ignorando que entre esas cartas se encuentra la que escribió su mujer inculpándole.
¿Teléfono rojo?, Volamos hacia Moscú (1964)
Esta comedia negra de Stanley Kubrick sobre los peligros de una guerra atómica terminaba originalmente con una batalla de tartas de nata entre rusos y americanos (que sí llegó a rodarse) en la ONU. Pero al director no le convenció, y filmó el que actualmente se conoce, más absurdo y simbólico, pero también más divertido: el científico paralítico interpretado por Peter Sellers se levanta de su silla y grita: "¡Puedo andar! ¡Heil, Hitler!"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)